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Fluffy Power: Cómo nuestras mascotas nos suben el ánimo y por qué es bueno ser más como ellos

¿Qué tienen en común una reportera de TV, una señora de 80 años, una joven pareja que acaba de tener su primer bebé, una pareja de diseñadores de interiores, una mujer discapacitada y un trabajador de la construcción?

Además de vivir en el mismo vecindario, se reúnen todas las noches a las 7:30 para conversar y compartir con sus perros.

Al llegar, los amos saludan primero a los perros: Mau, Jam, Nora, Tuca, Lluna, Coco, Bondi y Nour. La famosa pandilla, a veces, también es frecuentada por otros vecinos con sus peluditos, Rufus, Tango, Jasper y Carlota.

Al igual que ellos, hay innumerables historias de amistades, amor y comunidades enteras de personas que se unen gracias a sus compañeros de cuatro patas. De hecho, las mascotas son mucho más que eso. Cambian nuestras vidas para mejor en formas que nunca imaginamos.

Corazones y mentes sanas


Según los especialistas, tener una mascota sea perro, gato, periquito, conejo, etc., mejora la salud mental y física ya que disminuyen la sensación de soledad, mejoran el estado de ánimo y dan felicidad en general.

Ser amo de un perro viene con grandes beneficios físicos. Esos 20 minutos adicionales de caminatas diarias traen consigo cambios muy saludables para los dueños por más pequeños que parezcan, contribuyen a una mejor salud cardiovascular y además eleva las endorfinas que mejoran el estado de ánimo que resultan de mover nuestro cuerpo.



Nos retan a ser mejores personas

Cuando una persona o una familia decide adoptar una mascota, la fortuna de esos animales cambia y estarán eternamente agradecidos. El único trabajo de tu peludito será amarte sin importar como seas; sin importar tu humor o como haya ido tu día. Es más, generalmente somos nosotros los que acabamos obteniendo el mayor beneficio de nuestros amigos de cuatro patas.

Claro, a veces puede parecer más trabajo que diversión, ya que requieren una inversión (a veces significativa) de tiempo y dinero. Pero enfrentar el desafío de cuidarlos, afrontar los gastos veterinarios y la esterilización, nos proporciona un sentido de responsabilidad y da significado a nuestras vidas. Estamos allí para un animal que depende completamente de nosotros.

A cambio, nos dan amor incondicional. ¿Quién puede resistirse a una mirada tierna de un cachorro que mueve su colita de alegría; a un gatito que nos ronronea y nos da mimos, haciéndonos sonreír cada vez que regresamos de un duro día de trabajo?

Beneficios sociales (on y offline)


Sin duda, una de las mejores cosas de tener una mascota es la socialización. Pueden ofrecer un sinfín de temas de conversación. Además, son una fuente inagotable de inspiración para crear imágenes adorables para compartir con amigos en nuestras redes sociales.

No en vano, las mascotas están por todo Internet y muchas incluso tienen sus propias cuentas de Instagram hasta el punto de alcanzar el estatus de celebridad. ¿Quién puede olvidar al adorable 'Boo' el perro o los memes inspirados por 'Grumpy cat'?

Tanto en online como en offline, está claro que existe una empatía natural entre los amantes de los animales. Un perro guapo seguro atrae la atención y la admiración de los demás. No es sorpresa que un extraño te felicite por tu mascota o te pregunte dónde compraste su collar. ¿Te imaginas cuántas amistades o historias de amor han comenzado así?



Sé más doggy

Sin embargo, hay otra lección crucial que nuestros animales nos enseñan todos los días: cómo vivir en el momento. Los animales no pasan horas pensando en el pasado o preocupándose por el futuro. Los perros no juzgan cada pensamiento que atraviesa su mente, solo aprecian lo que tienen enfrente y viven cada instante con alegría.

A menudo nos vemos tan consumidos en nuestro estrés diario que nos olvidamos de disfrutar el día a día. Los animales pueden demostrarnos cómo enfocar nuestra atención plenamente en lo que estamos haciendo. Nos animan a explorar y aceptar cómo nos sentimos en el presente sin tratar de escapar de la realidad.

La próxima vez que estés con los ánimos abajo, acaricia a tu peludito, sal a pasear y, como un perro que lleva un palo alrededor de un parque, recuerda que está bien divertirse por divertirse. Tal vez para ser más felices y hacer que el mundo sea un poquito mejor lo que hace falta es aprender a disfrutar la vida como ellos.

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