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Mírame a los ojos: hechos asombrosos sobre el contacto visual y lo que dice sobre nosotros

Desde tiempos antiguos, los ojos han sido considerados como el espejo del alma. De hecho, el contacto visual es uno de los aspectos más críticos del lenguaje corporal.

Cuando te encuentras con una persona por primera vez, su mirada registra muchas impresiones en nosotros de forma inconsciente. Nos asoma algo de su carácter, su estado de ánimo y quizás de sus sentimientos.

¿Cuántas veces nos hemos visto atrapados en los ojos de otra persona o en su expresividad, y hemos notado timidez, sinceridad o incluso nos ha generado desconfianza?

¿Y tú? ¿Tienes una mirada precisa y centrada como la de un águila o tiendes evadir el contacto visual directo? Cuando hablas con la gente, ¿bajas los ojos o miras hacia los lados? Esto puede revelar innumerables cosas sobre ti.

Nos damos cuenta instantáneamente cuando alguien se encuentra con nuestra mirada. A la vez, somos muy conscientes de dónde vagan nuestros ojos. Incluso podemos "sentir" que alguien nos está mirando.

Todas estas sensaciones provienen de nuestras experiencias cotidianas. Sin embargo, durante años, los científicos han estado estudiando el contacto visual para comprender mejor el poder de la mirada y lo que revelan nuestros ojos.



Capta y retiene nuestra atención

¿Alguna vez has estado en una reunión o conversación y has sentido cómo esa fuerte mirada de quien habla te captura y todo lo que está alrededor pasa a segundo plano?

Engancharse en la mirada de otra persona desencadena una serie de procesos cerebrales que concientiza nuestra mente acerca de la mente de la otra persona. El efecto es tan potente que nubla nuestro entorno haciéndonos menos conscientes del mismo.

Nos hace más conscientes de nosotros mismos


Darse cuenta de que somos objeto de la atención de otra persona puede resultar un tanto incómodo. De hecho, un estudio demostró que cuando las personas son observadas al realizar una actividad de procesamiento verbal, se agotan las reservas cognitivas. Esto podría explicar por qué muchos de nosotros preferimos estar solos cuando necesitamos concentración absoluta para realizar alguna tarea o actividad.

Por ello, no es una sorpresa que el contacto visual de los demás nos haga más conscientes de nuestros pensamientos, de cómo nos sentimos y cómo nos comportamos. Sin embargo, esto último no tiene por qué ser algo negativo. Podemos utilizarlo a nuestro favor para estar más conscientes de nosotros mismos, de nuestros gestos y palabras hacia los demás y la impresión que causamos; siempre buscando tener interacciones más positivas.

Efectos en la memoria


Que alguien nos mire directamente a los ojos también puede tener un efecto en nuestra memoria inmediata y nuestra imaginación, según estudios científicos. Seguro que has tenido momentos que has necesitado romper el contacto visual con alguien para recordar algo o pensar bien en lo que estás diciendo. A nosotros sí nos ha pasado.

Cambio de percepciones

Como mencionamos anteriormente, el contacto visual puede influir en nuestra percepción de la otra persona que hace contacto visual con nosotros. Algunos científicos han descubierto que tendemos a creer que las personas que hacen más contacto visual son más inteligentes y sinceras.

Otra investigación ha señalado que sostener la mirada de alguien puede crear atracción y, que además, sonreír al mismo tiempo puede potenciar aún más ese efecto.

¡Por supuesto, tampoco hay que pasarse! Mirar fijamente a los ojos por demasiado tiempo hará que la otra persona se sienta incómoda. Según los expertos, se puede sostener la mirada entre tres y nueve segundos como mucho para no generar incomodidad en el otro.

Presta atención a tu forma de hacer contacto visual. Recuerda, ¡tus ojos pueden revelar mucho sobre ti!

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