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Limpieza vs. pulido: ¿Cuál es la diferencia?

¿Has notado que tus joyas ya no brillan tanto como solían? ¿Sientes que tus collares, pendientes, anillos y pulseras no están lo suficientemente brillantes? Con el paso del tiempo, las joyas sufren deterioro por el uso, sobre todo si las llevamos cada día. Nuestros diseños favoritos pierden su halo radiante, y pueden parecer un poco apagados.

Para recuperar el encanto irresistible de tus joyas y evitar esa estética sin lustre, existen dos opciones principales para “revivirlas”: pulir o limpiar. Aunque ambas opciones están orientadas a mantener el brillo en tus pequeños tesoros, existen grandes diferencias entre ellas. ¡Descubrámoslas!



¿Limpiar o pulir?

Por un lado, contamos con la limpieza tradicional de nuestras joyas. Este proceso se basa en limpiar cualquier rastro de suciedad o grasa de las piezas. Normalmente, las joyas nos acompañan en nuestro día a día, ensuciándose rápido y dejando nuestros anillos, pulseras, collares y pendientes oscurecidos. Esta limpieza no debe hacerse continuamente, sino más bien de vez en cuando. Una limpieza cada seis meses es lo más óptimo, asegurando que tus pequeños tesoros se mantienen como el primer día. También puedes descubrir la guía de cómo limpiar la plata en uno de nuestros últimos post de The Mag.

Existen también otros sistemas de limpieza más profesionales, como la limpieza con ultrasonidos. Esta limpieza es la más recomendada para limpiar diamantes, ya que son muy delicados y tienen una tendencia natural a atraer la suciedad (necesitando una limpieza más frecuente). Pero, ¿en qué consiste este tipo de limpieza?



Con la vibración como herramienta principal, la limpieza con ultrasonido agita la joya hasta que se deshace del material infiltrado, ya sea suciedad o cualquier otra sustancia, evitando que se rompa o raye con la limpieza. Esta técnica también es la más recomendada (y segura) para limpiar tus joyas de oro más delicadas. Añade este método de limpieza a tu lista, pues es efectivo y delicado al mismo tiempo.

Por otro lado, existe el proceso de pulido, una técnica mucho más cara, pero también más profunda, para limpiar tus joyas. ¿Lo mejor? ¡Tus joyas parecerán tan nuevas como el primer día! Este método de limpieza utiliza una rueda con la que elimina la suciedad sin dañar la pieza, recuperando así el brillo y destello naturales de la joya. Aunque el proceso parezca sencillo, siempre deberás dejar este trabajo en manos de un profesional para asegurar el correcto tratamiento de la joya. Después de esta limpieza, tu joya brillará como si fuera nueva.



Este tipo de limpieza es muy funcional, pero debes tener cuidado: cada vez que se realice, la joya perderá una pequeña capa de la superficie, por eso es recomendado hacerlo menos de dos veces al año. De este modo, te aseguras de no dañar la joya pero sí de recuperar su brillo natural. Intenta buscar un lugar profesional donde pulir tu joya, ya que se trata de un meticuloso proceso que debe hacerse con cuidado y conocimiento.

Esperamos haberte ayudado con todas tus dudas sobre la diferencia entre limpiar y pulir tus joyas. Toma nota de todos estos consejos, pero ten siempre uno como el principal: cuida tus joyas todos los días (y todas las noches), ¡Te lo agradecerán!

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